martes, 21 de mayo de 2013

Tema III. Reflexión sobre México y su papel en relación con el mundo. (Política, económica y social)


En la actualidad, es complicado definir la situación en que se encuentra nuestro país con respecto a sus relaciones con otros países, o la situación relativa en cuanto a política, economía y sociedad, puesto que cada quien tiene su opinión o manera de vivir las diferencias o igualdades, dependiendo de su realidad.

Sin embargo, es imposible negar que existe algo en nuestro país que no termina de cuadrar con nuestros deseos de superarnos, y es que muchos aún nos consideramos que seguimos en el mismo hoyo, algunos lo ven más profundo, y otros menos, pero finalmente coincidimos en que estamos estancados, y aunque de vez en cuando escalemos un poco y pensemos que estamos un poco más cerca de la salida, terminamos cayendo y regresando a como nos encontrábamos en el principio.



Esto sucede, principalmente, con respecto a nuestra economía; vamos de mal en peor, y cuando pareciera que estamos mejorando, llega algo o alguien que nos hace retroceder y terminar incluso peor que la situación que teníamos antes. Y esto no se deriva de nada más que de nuestra política, lo cual no es consecuencia de otra cosa mas que de nuestra sociedad, en la que ponemos a cualquiera como gobernante, en la que no exigimos, no opinamos, en que tiramos piedras y escondemos la mano, en que tomamos las opiniones de los demás, de la televisión, de los medios pagados, de las telenovelas y de la información barata o gratuita que se nos quiere hacer llegar, mientras no nos preocupamos por hacer un verdadero cambio en el país.

Una lectura importante e interesante con respecto a este tema en sus tres ámbitos es el libro Las venas Abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, en el cual, si bien habla acerca de los países latinoamericanos en general, aplica perfectamente para nuestro país, y con el cual podemos darnos una idea más clara y explícita sobre las “situaciones desfavorables”, por decirlo de una manera poco dramática, en que nos encontramos como latinoamericanos y como mexicanos con respecto a, principalmente, Estados Unidos. En él, podemos comprender cómo desde el principio de los tiempos, América Latina ha sido considerada como una región de saqueos, de opresión y subdesarrollo. Ha sido, y es considerada, como una zona de dudosa identidad, excluida imaginariamente del continente americano, pues los países que la conforman son, junto con sus habitantes, de todo, menos americanos.

No es algo sorprendente para los mexicanos, el hecho de escuchar que otros países  se refieren a los habitantes norteamericanos sólo como americanos, y a los vecinos del sur, sólo como mexicanos, de lo cual los demás países del mundo han adoptado la terminología, y aunque pueda parecer algo insignificante, la ideología detrás de ello es lo realmente preocupante.



La situación actual se remonta principalmente a condiciones culturales, así como económicas. Es decir, nadie quiere ser parte del grupo menos popular, o del más pobre. Lo mismo ocurre con nuestro país. Al tratarse de un país que, aún con ganas, tardaría demasiado en alcanzar o superar económica o militarmente a países de primer mundo, es considerados como un espacio de oportunidad para tales países desarrollados. Espacio del cual se pueden obtener jugosos beneficios, sin siquiera molestarse en producir o invertir demasiado. Grandes y poderosos países vienen a México intentando vender sus ideas como las mejores, jugando el papel de mensajeros de lo divino o salvadores de lo olvidado por Dios. Desafortunadamente, aún conociendo sus estrategias, a los países subdesarrollados como el nuestro, no les queda otra opción más que apoyar ideales extranjeros, permitir la inversión que después se convierte en invasión, en apropiación de nuestros recursos, explotación de las personas, así como el control de la economía y el gobierno, para poner todo a su favor y obtener siempre riquezas a costa de la pobreza ajena.

Una pobreza que justifican como nuestra propia responsabilidad, a causa del incremento constante de la población. Proponen un decremento a los índices de natalidad, planificar familias, reducir embarazos, y a cambio, prioridad en préstamos internacionales.

Sí, necesitamos dejar de tener más hijos de los que podemos mantener, y sí, tal vez también necesitemos esos préstamos. Pero más importante, necesitamos saber invertirlos bien, para  poder dejar de depender, tanto política como económicamente, de otros países a los que vendemos nuestras materias primas a precios bajos y compramos productos al triple, de esos países a los que otorgamos concesiones para entrar al país y establecer sus negocios o comercializar en nuestros territorios, mientras que nuestros ciudadanos mueren en el intento de salir del país en busca de mejores condiciones.

La solución no es evacuar al país, ni pensar que estamos perdidos y que debemos seguir como hasta ahora. El tiempo pasa, y nuestras oportunidades también. Cada día perdemos más porque los otros ganaron, y los otros ganan porque nosotros perdemos. Son necesarias estrategias de gobierno y comercio efectivas, buenos sistemas educativos, gente culta y preparada que no crea en los milagros prometidos por los candidatos políticos, nuevos tratados comerciales entre países que de verdad favorezcan a todos sus integrantes y no sólo a unos cuantos, y representantes que cumplan con su trabajo como deberían hacerlo, pero tal vez sea demasiado pedir. Cuando el hambre es insaciable, siempre se puede explotar un poquito más. Quizá el problema venga desde dentro de nuestro país, y los demás países sean simplemente pobres víctimas de nuestra vulnerabilidad, que para ellos son oportunidades imposibles de rechazar, y definitivamente es el tipo de pensamiento que deberíamos adoptar como país para sacarlo adelante y dejar de esperar la salvación por parte de nuestros gobernantes, cuando ésta se encuentra en nuestras manos.

2 comentarios:

  1. Comparto tu opinión Jesús, también es importante comenzar el cambio en uno mismo para poder cambiar a un país.

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  2. Muy proactiva tu propuesta, acción y menos bla bla, definitivo. Cada uno desde su espacio de acción sin des ubicar el lugar que ocupamos y el medio donde nos desarrollamos. EXCELENTE.

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